La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se reúne con el presidente de la compañía General Electric, Jeffrey Immelt, el 16 de febrero de 2011 en el Palacio de Planalto, en Brasilia.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció este jueves que su gobierno ejercerá "una lucha sin cuartel" contra el crack, una droga de gran difusión en Brasil, y cuyo combate implicará entre otras cosas un mayor control de fronteras.
"Tengo un compromiso con el pueblo de mi país de hacer una lucha sin cuartel al crack", dijo Rousseff al abrir un seminario para la implantación de Centros Regionales para el combate a esa y otras drogas en 49 universidades del país.
Estos centros formarán a profesionales de salud y asistencia social.
"Tenemos un cuadro extremadamente preocupante en lo que se refiere a la droga, la criminalidad, la violencia y nuestra juventud", denunció Rousseff, quien también subrayó la necesidad de controlar los miles de kilómetros de frontera del país.
El combate al crack "también pasa por un proceso de combate al crimen organizado, a través del control de fronteras, de un refuerzo todavía mayor de la policía federal en el combate a la delincuencia y a las drogas".
Con ello, la presidenta se comprometió con el "combate sin cuartel a las drogas, tanto en la entrada que ocurre en las fronteras de Brasil, como en la distribución".
El gobierno del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva lanzó en 2010 un Plan contra el crack.
El crack es una mezcla de pasta de cocaína (cocaína no tratada), vidrio molido y productos químicos con efectos devastadores para la salud y que genera una altísima dependencia, lo que, sumado a su bajo costo, ha hecho que su consumo se expandiera enormemente en países como Brasil, Argentina y Uruguay.