SANTO DOMINGO.- El magistrado Daniel Julio Nolasco Olivo destacó que en el pasado no tan remoto la amistad con algunos jueces de la Suprema Corte de Justicia, el cabildeo, tráfico de influencia, sin tomarse en cuenta los méritos acumulados eran prácticas lesivas a la institucionalidad del sistema judicial.
Agradeció la distinción de sus colegas de designarle para hablar en su nombre durante la juramentación en las funciones como magistrados de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, donde prometió que no escatimarán esfuerzos para que los resultados provenientes del trabajo jurisdiccional puedan acercarse a la aspiración de los usuarios de este servicio público.
Explicó que de la Asociación Jueces Dominicanos para la Democracia (JUDEMO), tienen la firme voluntad de contribuir con el logro de propósitos para reivindicar los derechos de los jueces, en gran medida irrespetados en el pasado reciente.
Recordó el cumplimiento de las palabras del presidente de la Suprema Corte de Justicia de que el respeto de los méritos acumulados por los jueces para ascenderlos iba a ser el norte de su gestión, sin tener ninguna eficacia la amistad que algún integrante de la judicatura pudiera ganarse en la cúspide del poder judicial, sino que toda promoción ha de obedecer al escalafón judicial, al rendimiento jurisdiccional y a la capacidad adquirida en el proceso de capacitación permanente.
“Debemos congratularnos todos en este día en que nos juramentamos como jueces recién ascendidos, en razón de los méritos acumulados durante el ejercicio de nuestro ministerio, sin tener que valernos de la amistad profesada hacia algunos jueces de la SCJ, sin apelar al cabildeo o al tráfico de influencia, cuestiones que eran muy propias en un pasado no tan remoto, pero que a la vez eran prácticas enteramente lesivas a la institucionalidad del Poder Judicial”.
Dijo que ya pueden contar con el respeto irrestricto de las normas jurídicas previstas en la Constitución de la República, en la Ley 327-98, sobre carrera judicial, y en la Resolución núm. 1960-08 que instituye el escalafón judicial.
Prometió que en sus manos la justicia no perecerá, parafraseando así a uno de los grandes maestros con que ha contado el pueblo dominicano durante su vida republicana.
El martes primero 1° de mayo del año que aún discurre, pues todos nosotros formamos parte de aquella primera hornada de 117 jueces propuestos para ser ascendidos, tras la aprobación de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), pero debido a circunstancias propias del azar fue menester esperar este momento tan propicio para concelebrar las promociones que ahora quedan consumadas de pleno derecho.
El martes primero 1° de mayo del año que aún discurre, pues todos nosotros formamos parte de aquella primera hornada de 117 jueces propuestos para ser ascendidos, tras la aprobación de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), pero debido a circunstancias propias del azar fue menester esperar este momento tan propicio para concelebrar las promociones que ahora quedan consumadas de pleno derecho.
Agradeció a los jueces del pleno de la Suprema Corte de Justicia por decidir favorablemente en torno a las propuestas de ascensos provenientes del Consejo del Poder Judicial, aunque sin parar mientes en los disensos suscitados, a propósito de los pareceres encontrados frente a varias de las candidaturas presentadas para ser ratificadas por el órgano decisorio correspondiente.
Aunque entiende que esos disensos probablemente se debe a la atmósfera enteramente democrática que se advierte en el seno del alto Tribunal del sistema judicial dominicano, pero quizás dicha actitud controversial guarde relación con esa connatural propensión humana que suele resistirse al nuevo orden de cosas que se pretenda fijar en un momento dado.
Dijo que en su caso se circunscribe al pasado reciente cuando prevalecía la entera discrecionalidad en la promoción de los jueces, sin tomar en cuenta los méritos del escalafón judicial, aun cuando estuvieran previstos en la ley, así como en la Resolución 1960-08, normas jurídicas petrificadas en el tiempo por falta de aplicación efectiva, derogadas metafóricamente por el desuso, textos legales que en ese ámbito habían sido convertidos en pedazos de papel porque eran letras muertas o inertes.
Destacó que por la discrecionalidad imperante en la promoción de los jueces del orden judicial, entre otras cosas perniciosas que se suscitaron en el pasado reciente, los administradores de justicia sintieron la necesidad de adherirse al discurso del asociacionismo judicial, en busca de contribuir con el fortalecimiento de la institucionalidad del Poder Judicial dominicano, y velar por su independencia interna y externa, ya que irrespetando los derechos pertenecientes a los magistrados judiciales los aprestos encaminados para seguir construyendo un sistema judicial robusto y fuerte habrían de terminar en vanos esfuerzos
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