EE.UU. advirtió sobre niveles "extremadamente altos" de radiación, un diagnóstico más pesimista que el de Tokio. Los japoneses se quejan de la falta de información. Se dispara el yen
Japón dijo que está intensificando sus esfuerzos por enfriar los reactores en la planta nuclear de Fukushima, 240 kilómetros al norte de Tokio, averiada por el terremoto y el posterior tsunami del viernes.
Horas antes, Estados Unidos advirtió que la situación se estaba deteriorando por los registrados en la zona.
Helicópteros militares Chinook comenzaron a arrojar este jueves toneladas de agua a los reactores para tratar de evitar que las barras de combustibles se fundan.
Las aeronaves arrojaron cuatro cargas antes de salir del área para minimizar su exposición a la radiación.
El enviado especial de la BBC a Japón, Chris Hogg, advirtió que los helicópteros pueden llevar cantidades enormes de agua, pero que es difícil saber si las descargas se produjeron exactamente sobre los reactores afectados, debido a la presencia de fuertes vientos en la zona.
Por eso, las autoridades también tienen previsto utilicer cañones de agua.
Por otra parte, un portavoz de la empresa que opera la central nuclear, Tokyo Electric Power Co. (Tepco), dijo que esperaban restablecer el suministro eléctrico este jueves para permitir que los sistemas de refrigeración vuelvan a funcionar.
Carrera a contrarreloj
Los especialistas advierten que es imperativo evitar el calentamiento de las instalaciones para evitar la posibilidad de una fusión generalizada del núcleo de los reactores, lo que podría llevar a de radiación y provocar serios en la población.
Expertos en Estados Unidos expresaron el miércoles su alarma por las condiciones en las que se encuentra la planta nuclear japonesa, dañada la semana pasada por el poderoso sismo de 9,0 grados.
El presidente de la Comisión Reguladora de la Energía Nuclear de EE.UU., Gregory Jaczko, estimó que toda el agua de la piscina de enfriamiento del reactor 4 se evaporó, lo que dejó expuestas las barras de combustible.
"Creemos que los niveles de radiación son extremadamente altos. Esto podría afectar la capacidad de tomar medidas correctivas", le dijo el funcionario al Congreso estadounidense, durante una interpelación convocada con urgencia.
Jaczko también aseveró que la radiactividad en torno de la central nuclear japonesa puede suponer una "dosis mortal" para las decenas de que intentan impedir una catástrofe nuclear.
Para el secretario de Energía de EE.UU., Steven Chu, la situación en Fukushima ya parece más seria que la vivida en su país en 1979, cuando se fundió parcialmente el núcleo de la central de Three Mile Island, en Pensilvania.
Por su parte, el ministerio de Relaciones Exteriores de China, le pidió a Japón sobre la crisis nuclear.
Tres reactores dañados
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) también dio información preocupante, al confirmar que están dañados los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 de la central de Fukushima.
El director general del OIEA, Yukiya Amano, dijo que "la situación es muy seria", aunque reconoció que ignora con precisión cuál es la situación dentro de los reactores.
Según Amano, que adelantó que viajará de Viena a Tokio para recopilar información de primera mano, los núcleos podrían estar hasta dos metros al descubierto.
Aunque el responsable de la OIEA afirmó que la presión continúa normal, lo que "sugiere que siguen en gran parte intactos", otras fuentes en Japón aseguran que la cantidad de líquido se ha reducido en las últimas horas y que se ha incrementado la presión.
De confirmarse, esto supondría un aumento en el riesgo de que se produzca la temida fusión del núcleo que resultaría en la alta emisión de radiactividad.
Cuando la prensa le preguntó si se la situación se les ha ido de las manos a las autoridades japonesas, Amano respondió: "Es difícil de decir".
No parece estar de acuerdo el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, quien dijo desde Bruselas que la central de Fukushima está ya "efectivamente fuera de control".
Para el político alemán se corre el riesgo de "una nueva catástrofe de gran peligro para los habitantes". "En las próximas horas puede haber acontecimientos catastróficos que podrían suponer una amenaza para las vidas" de los japoneses, dijo.
En la misma línea se expresó la ministra francesa de Medio Ambiente, Nathalie Kosciusko-Morizet, para quien "el peor escenario es posible e incluso probable".
Falta de información
Entre los ciudadanos por el terremoto, el posterior tsunami y ahora la amenaza nuclear crecen las sospechas de que no están recibiendo información transparente ni del gobierno ni de Tepco.
"No confiamos en ellos. Quieren que permanezcamos en calma para que puedan tapar la verdad. Tenemos miedo", le dijo a la BBC una joven madre en Tokio.
Esa inquietud ha llegado al más alto nivel. El secretario de Energía estadounidense declaró ante el Congreso que los equipos de ayuda desplegados por su país cuentan con sus propios equipos de medición de la radiactividad.
"No sólo para ayudar a la compañía eléctrica y al gobierno, sino también para poder saber qué es lo que realmente está pasando", afirmó Steven Chu.
El yen en alza
Entre tanto, la moneda japonesa (el yen) alcanzó este miércoles su máxima cotización en los últimos 16 años, cerca de su mayor nivel desde la Segunda Guerra Mundial.
Según los analistas, aunque se esperaba que la divisa se desplomara por la crisis, ha pasado todo lo contrario.
El especialista en asuntos económicos de BBC Mundo, Marcelo Justo, explicó que el alza del yen se debe a la expectativa de que las compañías aseguradoras japonesas se vean obligadas a repatriar sus fondos en el exterior para hacer frente al pago de sus pólizas.
"Esto significa cambiar otras monedas por yenes, lo que impulsaría su demanda y su valor", añadió Justo.
El problema para los japoneses es que, con una moneda sobrevaluada, en el mediano plazo les será más difícil competir en los mercados internacionales, aunque también pagarán más baratos los insumos para la reconstrucción.
Según Justo, la podría sufrir el impacto de la situación en Japón de continuar la incertidumbre sobre la crisis nuclear.
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Horas antes, Estados Unidos advirtió que la situación se estaba deteriorando por los registrados en la zona.
Helicópteros militares Chinook comenzaron a arrojar este jueves toneladas de agua a los reactores para tratar de evitar que las barras de combustibles se fundan.
Las aeronaves arrojaron cuatro cargas antes de salir del área para minimizar su exposición a la radiación.
El enviado especial de la BBC a Japón, Chris Hogg, advirtió que los helicópteros pueden llevar cantidades enormes de agua, pero que es difícil saber si las descargas se produjeron exactamente sobre los reactores afectados, debido a la presencia de fuertes vientos en la zona.
Por eso, las autoridades también tienen previsto utilicer cañones de agua.
Por otra parte, un portavoz de la empresa que opera la central nuclear, Tokyo Electric Power Co. (Tepco), dijo que esperaban restablecer el suministro eléctrico este jueves para permitir que los sistemas de refrigeración vuelvan a funcionar.
Carrera a contrarreloj
Los especialistas advierten que es imperativo evitar el calentamiento de las instalaciones para evitar la posibilidad de una fusión generalizada del núcleo de los reactores, lo que podría llevar a de radiación y provocar serios en la población.
Expertos en Estados Unidos expresaron el miércoles su alarma por las condiciones en las que se encuentra la planta nuclear japonesa, dañada la semana pasada por el poderoso sismo de 9,0 grados.
El presidente de la Comisión Reguladora de la Energía Nuclear de EE.UU., Gregory Jaczko, estimó que toda el agua de la piscina de enfriamiento del reactor 4 se evaporó, lo que dejó expuestas las barras de combustible.
"Creemos que los niveles de radiación son extremadamente altos. Esto podría afectar la capacidad de tomar medidas correctivas", le dijo el funcionario al Congreso estadounidense, durante una interpelación convocada con urgencia.
Jaczko también aseveró que la radiactividad en torno de la central nuclear japonesa puede suponer una "dosis mortal" para las decenas de que intentan impedir una catástrofe nuclear.
Para el secretario de Energía de EE.UU., Steven Chu, la situación en Fukushima ya parece más seria que la vivida en su país en 1979, cuando se fundió parcialmente el núcleo de la central de Three Mile Island, en Pensilvania.
Por su parte, el ministerio de Relaciones Exteriores de China, le pidió a Japón sobre la crisis nuclear.
Tres reactores dañados
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) también dio información preocupante, al confirmar que están dañados los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 de la central de Fukushima.
El director general del OIEA, Yukiya Amano, dijo que "la situación es muy seria", aunque reconoció que ignora con precisión cuál es la situación dentro de los reactores.
Según Amano, que adelantó que viajará de Viena a Tokio para recopilar información de primera mano, los núcleos podrían estar hasta dos metros al descubierto.
Aunque el responsable de la OIEA afirmó que la presión continúa normal, lo que "sugiere que siguen en gran parte intactos", otras fuentes en Japón aseguran que la cantidad de líquido se ha reducido en las últimas horas y que se ha incrementado la presión.
De confirmarse, esto supondría un aumento en el riesgo de que se produzca la temida fusión del núcleo que resultaría en la alta emisión de radiactividad.
Cuando la prensa le preguntó si se la situación se les ha ido de las manos a las autoridades japonesas, Amano respondió: "Es difícil de decir".
No parece estar de acuerdo el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, quien dijo desde Bruselas que la central de Fukushima está ya "efectivamente fuera de control".
Para el político alemán se corre el riesgo de "una nueva catástrofe de gran peligro para los habitantes". "En las próximas horas puede haber acontecimientos catastróficos que podrían suponer una amenaza para las vidas" de los japoneses, dijo.
En la misma línea se expresó la ministra francesa de Medio Ambiente, Nathalie Kosciusko-Morizet, para quien "el peor escenario es posible e incluso probable".
Falta de información
"Yukiya Amano"
"No confiamos en ellos. Quieren que permanezcamos en calma para que puedan tapar la verdad. Tenemos miedo", le dijo a la BBC una joven madre en Tokio.
Esa inquietud ha llegado al más alto nivel. El secretario de Energía estadounidense declaró ante el Congreso que los equipos de ayuda desplegados por su país cuentan con sus propios equipos de medición de la radiactividad.
"No sólo para ayudar a la compañía eléctrica y al gobierno, sino también para poder saber qué es lo que realmente está pasando", afirmó Steven Chu.
El yen en alza
Entre tanto, la moneda japonesa (el yen) alcanzó este miércoles su máxima cotización en los últimos 16 años, cerca de su mayor nivel desde la Segunda Guerra Mundial.
Según los analistas, aunque se esperaba que la divisa se desplomara por la crisis, ha pasado todo lo contrario.
El especialista en asuntos económicos de BBC Mundo, Marcelo Justo, explicó que el alza del yen se debe a la expectativa de que las compañías aseguradoras japonesas se vean obligadas a repatriar sus fondos en el exterior para hacer frente al pago de sus pólizas.
"Esto significa cambiar otras monedas por yenes, lo que impulsaría su demanda y su valor", añadió Justo.
El problema para los japoneses es que, con una moneda sobrevaluada, en el mediano plazo les será más difícil competir en los mercados internacionales, aunque también pagarán más baratos los insumos para la reconstrucción.
Según Justo, la podría sufrir el impacto de la situación en Japón de continuar la incertidumbre sobre la crisis nuclear.
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