Por Emilia Santos Frías
El ambiente de nuestro país vive en frecuente alteración, fruto de la contaminación acústica o sonora, y otra igual de perjudicial y molesta: la contaminación por desechos; fruto del ruido permanente y basura por doquier, en cualquier calle, avenida, acera o esquina los munícipes crean vertederos improvisados, los correctivos son débiles, pues el mal persiste.