Las, los periodistas, comunicadores sociales y quienes hacen uso de los medios de comunicación de masa, ya sea debido a su profesión, oficio o representación, estamos llamados a educar a la población; a construir mediante la información y orientación que difundimos.
También, tienen ese compromiso social, quienes hacen propaganda y publicidad, que tienen un fin claro: influir en los públicos para que hagan tal o cual cosa o adopten tal o cual medida.
Mientras la publicidad busca vender; la propaganda tiene como objetivo adoctrinar. En consecuencia ambas, si así lo quieren, pueden fomentar igualdad entre hombres y mujeres.
La calidad de los mensajes en la publicidad y propaganda pueden fortalecerse, si quienes lo elaboran respetan los derechos inherentes de los seres humanos. Si lo conocen y mediante su trabajo contribuyen a su ejercicio.
Particularmente, el uso y abuso de la figura del cuerpo de la mujer en imágenes, a través de los medios de información, no sólo constituye una actitud ofensiva y desagradable, sino, que puede ser asumido como normal y positivo, cuando es lo contrario. Sobre todo, afecta la salud mental del ser humano.
Por lo tanto, muchas voces han clamado en busca de solución; desde la academia; líderes y grupos sociales, pero nada ha pasado. Un ejemplo: hace seis años el Diputado por la provincia Santo Domingo, Néstor Julio Cruz Pichardo, elaboró y sometió a la Cámara de Diputados, el proyecto de ley que regula el uso de la Imagen de la Mujer en la Televisión, aun esperamos su aprobación y aplicación.
La situación es similar en otros países. Hasta ahora, las imágenes sexistas permean el contenido de los medios de comunicación, pero con una relación distinta entre la imagen y la realidad, así lo afirma la investigadora y periodista mexicana Sara Lovera.
Mientras, Isabel Moya Richard, periodista Cubana, indica que los medios de comunicación tratan la violencia hacia la mujer por motivo de género, como un show mediático, cargado de morbo y detalles de crónica roja, presentado los feminicidios como algo invencible y propio de una relación amorosa, cuando sabemos que no es así.
Ayer 14 de septiembre, conmemoramos el Día de la Imagen de la Mujer en los Medios de Comunicación. La historia es la misma desde hace siglos: un uso de la mujer, reduciéndola a hembra en celo y apelando a instintos primarios de la audiencia, para vender bebidas alcohólicas, autos, perfumes, electrodomésticos, entre otros.
Imágenes que niega a la mujer en su esencia humana y potencia, sólo lo biológico, plantea Isabel Moya Richard en su obra “El Sexo de los Ángeles”.
“Esta publicidad presenta a la hembra, siempre disponible al deseo y con este mensaje legitima la posesión masculina, convirtiendo esta violencia contra la mujer en un grave problema, adicionándole discriminación y desigualdad”.
Diariamente se emite a través de los medios de información, mensajes que indican una clara subordinación de la mujer; cargados de un lenguaje sexista y uso discriminatorio de la lengua.
Repetimos esa cultura patriarcal que ignora lo femenino. En consecuencia, fruto de ese error, se valida la falta de garantía de derechos en nuestra sociedad, es decir, la injusticia.
Es hora de hacer propaganda, publicidad y periodismo incluyente, no sexista, plural y responsables, como dice Isabel Moya Richard, citando a Dulce María Loynaz.
En conclusión, las imágenes enviadas desde los medios de comunicación de masa, cumplen la función de conformar y asegurar la identidad de las personas. Tal como señaló Jürgen Habermas, entonces, ¿qué ocurre cuando esas imágenes son engañosas, sexistas y privan al ser humano de disfrutar cada etapa de su vida?.
Martin Serrano, aseguró que a la publicidad le interesa más lo que permanece en la sociedad que lo que en ella cambia. Más claro no canta un gallo, el que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que lea. Ella hace un uso violento de la imagen del cuerpo de la mujer, por tanto, no promueve igualdad y justicia social, y eso tiene que cambiar, si queremos una sociedad sana.
La autora es Educadora, Periodista y Abogada.
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