En un artículo donde escupe todo su odio, su rencor y el resentimiento que lo mantiene enfermo, David Lorenzo, auspiciador de la plancha “Somos el Cambio” que participó en las elecciones que celebró el 30 de agosto reciente el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) utiliza todo tipo de calificativos contra los periodistas que escogieron la plancha Marcelino Vega, encabezada por un servidor, Olivo De León.
Lo menos que llama a los alrededor de 700 periodistas que ejercieron su libertad de elegir al Marcelino Vega es villanos, cobardes, antiéticos, inmorales, corruptos y muchos más.
Sin embargo, es bueno recordar que este señor que se vende como un santo varón y que se autodenomina “una montaña de legalidad, de ética y moral” esprimió los escasos recursos del Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP), institución que presidió del 2005 al 2007, y que utilizó los únicos RD$400,000.00 que tenía para comprar una jeepeta, la cual “misteriosamente” desapareció alrededor de dos meses después de él salir de la presidencia de esa institución
Esto ocurrió porque “los dueños” se la llevaron, pues David, siendo abogado, supuestamente no recibió ni un papelito, ni el documento de compra que se hace cuanto se adquiere un bien, ni hizo el traspaso.
¿Qué negocio hizo David con la jeepeta?.
A propósito de eso, cito un escrito hecho en el 2007 por Manuel Azcona, ex candidato a la presidencia del CDP en ese momento y también hace apenas unos días aupado por David y publicado en varios medios: “ (…) El actual presidente del IPPP, David Lorenzo, quien aspira a presidir el CDP, ha manejado en esta gestión más de 10 millones de pesos, pero el 26 de mayo pasado la cuenta operativa de ese organismo tenía un balance en rojo”.
A seguidas agregó: “Mientras los administradores de los fondos del IPPP utilizan esos recursos para la adquisición de una jeepeta de más de medio millón de pesos, la edición de una revista, la creación de una pagina Web, entre otras cosas, más de 30 periodistas reciben de ese organismo una miserable y vergonzante pensión de 2,000 pesos mensuales”.
Esto lo escribió Azcona respondiendo a unos rumores que atribuye a David, en el sentido de que renunciaría a sus aspiraciones a la presidencia del CDP para apoyarlo a él, ante lo cual dijo: “Yo no renuncio, ni me renuncian, ni mucho menos negociamos con sectores que pretenden adueñarse de los ingresos generados por el cobro del 0.5% contemplado en la Ley 10-91”.
Pero ese David Lorenzo de que se habla es el mismo que hubo que obligar a salir del IPPP al perder las elecciones del 2007, pues se atrincheró en las instalaciones de esa institución, junto a un pequeño grupo, de donde se negaba a salir, por entender que era una legado heredado.
Ese es el mismo David que ha sometido a la Justicia al CDP en unas ocho ocasiones y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) por lo menos en dos ocasiones, por el hecho de haber perdido las elecciones en las que él ha sido candidato y sencillamente ha perdido, como casi siempre, su grupo y a los que se asocia.
Ese es el mismo David que utilizó como bunker el IPPP para su candidatura a la presidencia del CDP, compró una jeepeta con los recursos del IPPP y de los periodistas para hacer campaña y dejó esa institución en bancarrota.
Ese es el mismo que en el 2007 auspició a Fernando Custodio como candidato a secretario general del SNTP, sin ser miembro de esa institución, sin nada que lo avale como tal, pues nunca apareció en ninguna lista, ni tiene expediente en los archivos del gremio.
También es el mismo que durante todo este tiempo de campaña en el CDP se dedicó a tratar de “asesinar” moralmente a personas sin tachas, como es mi caso, y a perseguirme hasta en mi trabajo solicitando mi destitución.
Para eso se inventaron, entre otras cosas, someter una propuesta de resolución en la asamblea del 18 de mayo del CDP que consistió en designar una comisión que investigara la designación de personas ajenas al periodismo en el departamento de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la cual él presidió y lo único que hicieron fue preparar un mamotreto acusando a este servidor de violar toda legislación inventada desde el Código de Hammurabi hasta hoy, por ser beneficiado con un contrato de trabajo de seis meses que gestionó y logró Pedro Hernández y Marisol Vargas, para producir un programa de radio.
Pero además, ese “experto en predicar una ética” que nunca ha practicado, una moral en calzoncillo, cobra mensualmente RD35,000.00, lo mismo que Manuel Azcona, el ex candidato a la presidencia del CDP que él auspició, por concepto de una pensión que ellos solicitaron y que yo, Olivo De León le gestioné el pasado año de 2012 ante el Poder Ejecutivo como parte de las logradas el Día del Periodista.
David Lorenzo, además de cobrar la pensión ejerce el Derecho “y se la busca a dos manos por todos lados”, mientras que Azcona trabaja en la Cámara de Diputados a pesar de ser pensionado por el Estado. ¿Eso si es ético verdad?.
Con sus expresiones, David muestra una vez más lo que es. Juzga por su condición. Es practicante de todo lo que acusa a los demás, como lo muestran estos ejemplos y decenas de otros.
No fue suficiente el derroche de recursos económicos mostrado durante la campaña electoral y el día de las votaciones. Todavía este martes 3 de octubre llamaron del Senado para preguntar a nombre de quién, si de él, Manuel Azcona o Domi García Saleta hacían un cheque de RD75,000.00 que pidieron supuestamente para cubrir gastos de las elecciones.
Se vendieron al mejor postor. Visitaron los principales partidos políticos para ofrecerles el CDP y pedirles apoyo político y económico. Uno de esos partidos los puso a prueba haciéndolos participar en siete reuniones de su equipo de profesionales, hasta que los premió con apoyo político y mucho dinero.
Mientras que los dirigentes del Marcelino Vega tuvimos que hacer una campaña con nuestras uñas. Nadie recibió un centavo para agenciarse el favor del voto.
Creían que avasallarían. Ya soñaban con la dirección del CDP. Fue entonces cuando gritaron a todo pulmón que prepararían un expediente para meter preso a Olivo De León y a Aurelio Henríquez. Dos de los dirigentes que más han aportado a los periodistas dominicanos, que más se han dedicado al servicio de este sector y del país. Ahí están los resultados de su trabajo.
Pero los periodistas, en conjunto, votaron masivamente por la plancha Marcelino Vega, como tenía que ser, y venció la justicia, pues de lo contrario, ya el CDP estaba vendido. Lo tenían negociado por unas cuantas monedas. Llamaron a todo el mundo diciéndoles que se había bajado una orden para votar por ellos, pero no le hicieron caso, salvo algunos que se olvidan que el Colegio es una institución de profesionales y que ningún partido tiene que intervenirlo, ni tomar las decisiones que les corresponden a la institución.
El grupo de busca pesos que aprovecha cada proceso electoral para salir a pedir, para ofertar el CDP a los partidos políticos y a determinados empresarios, como si se tratara de una mercancía cualquiera, que se llenan los bolsillos a costa de las elecciones, que despliegan todos sus esfuerzos y energía para tratar de desacreditar la institución y a sus dirigentes, son indignos de llamarse periodistas, pues ignoran el compromiso social de esa profesión, desconocen el significado y el sentido de la ética, aunque no se cansan de predicarla, para tratar de confundir a quienes no los conocen.
Ese mismo David fue el ideólogo de la intensa campaña de descrédito, de odio, de mentiras, la campaña sucia que desataron quienes no tienen argumentos para enfrentarnos, quienes carecen de propuestas, de planes de trabajo que presentarles a los periodistas, pues sus únicos planes son perseguir a quienes han dedicado toda una vida al servicio de los demás, al trabajo por el bienestar de una colectividad de periodistas, a defender a sus colegas de las agresiones, amenazas, intimidaciones, sometimientos, atentados.
A defender el derecho de los periodistas a ejercer su profesión, su derecho a trabajar para ganar el sustento de su familia, para poner en práctica el conocimiento adquirido durante sus años de estudio, para lo cual no les ha importado enfrentar poderes políticos, policiales, militares, empresariales, religiosos, el poder del narcotráfico y el vandalismo, e incluso exponer sus vidas por la vida de los demás.
A juicio David Lorenzo, se puede y se debe practicar lo que él llama tráfico de influencias para conseguirle pensiones a él, Azcona y a 350 periodistas más, apartamentos a unos 600 periodistas, exoración de impuestos para la importación de vehículos a unos 2,500 periodistas, pago de servicios de salud en clínicas y centros hospitalarios a decenas de periodistas, empleos en el Estado y en el sector privado a unos 30 periodistas, enviar al exterior a participar en cursos, estudios y otras actividades a alrededor de 200 periodistas (150 sólo por el SNTP), pero es pecado si un dirigente del CDP, del SNTP o del Movimiento Marcelino Vega consigue un empleo.
La dedicación, el sacrificio, incluso a su propia familia, el tener que disponer de nuestros propios recursos, en muchos casos, para aportarlos a nuestras instituciones fue parte de lo valorado por los periodistas para darnos sus votos y seguir depositando su confianza en nosotros.
Ahora, señor David, resulta que según usted somos trepadores, vividores, opacos, cuando usted mismo en numerosas ocasiones felicitó a Aurelio Henríquez, presidente del CDP por su transparencia, su trabajo, su práctica de la democracia gremial, porque edita un periódico mensual del CDP donde publica todo lo relativo a la institución, lo mismo que se coloca en la web y otros medios, incluyendo los informes financieros.
Contrario a sus afirmaciones, son personas honorables y de impecable trayectoria, los compañeros Aurelio Henríquez, Mercedes Castillo, José Bujosa Mieses, Fermín Lorenzo, Francisca Ramírez, Vicente Estrella, Agustín Vega, Julián Sosa, Cándida Ortega, Simón Díaz, Ramón Lora, José Madera, Ricardo Nieves, Leonardo Cabrera, Ercilio Veloz, Germania Cuello, Rafael Díaz Gómez, Víctor de Frías, Adalberto Domínguez, Teuddy Sánchez y todos los dirigentes del Marcelino Vega somos una expresión de la abnegación, la vocación de servicio, lo cual no se refleja en la mayoría de la gente que rodea y acompaña a David Lorenzo.
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