No puedo, ni debo, ni quiero quedarme callado, ni ser indiferente ante los últimos hechos de violencia acaecidos en nuestra ciudad, principalmente con los ocurridos en el día de ayer, en los que murieron cinco personas y que ya muchos llaman como la "Matanza de San Cristóbal" o el "Lunes Negro". Un día que deberá ser recordado siempre.
Un individuo decide matar a sangre fría a otros cuatro y luego decide quitarse la vida, llenando de sangre, de luto y de dolor, no sólo a los familiares de las víctimas, sino también a todo un pueblo que ve con impotencia como sus hijos son victimas del narcotráfico, la delincuencia, la violencia y la muerte.
No es momento de teorizar sobre las causas de tanta violencia en nuestro pueblo, ni de buscar culpables, pero tampoco de cruzarnos de brazos, ni de ser indiferentes.
Todos nosotros somos afectados por las causas, cualesquiera que fueran, y estamos expuestos a sus consecuencias.
Las calles de nuestro pueblo son un riesgo, nadie está seguro en ellas, nuestros hijos, ni nosotros mísmos. Siento que el pánico y el temor se han apoderado de toda nuestra gente, de todas nuestras familias.
Es momento de mucho dolor, de mucha incertidumbre, de mucha angustia.
Hay que haber vivido lo que hemos vivido como familia, para saber lo que las familias de los muertos de ayer, y de todos estos meses, estan viviendo y sufriendo por la pérdida de sus seres queridos. El llanto desesperado de las madres que han tenido que ver los cuerpos de sus hijos nadar en un charco de sangre. El dolor insoportable de ver caer a un hijo o a un hermano, a un padre o a un amigo. Sabemos lo que todo eso significa, puesto que lo hemos vivido en carne viva.
La matanza del día de ayer, nos convoca a los Sancristobalenses a trazar la raya de Pizarro, a marcar un antes y un después. A proclamar un Basta ya, un Nunca más! Paremos tanta violencia, tantas muertes!
Nuestro pueblo, nuestra gente está angustiada, nuestras madres no paran de llorar ni de sufrir. Nadie está seguro, nadie sabe quien será la próxima victima, el próximo muerto. Nadie está seguro en San Cristóbal.
Nuestro pueblo, ya no es un pueblo, es un valle de sangre y de hombres muertos.
Esto tenemos que frenarlo y enfrentarlo todos y entre todos!
Quiero desde aquí, proponer la realización de una gran jornada cívica ciudadana que nos convoque a todos a la acción en contra de la violencia y la delincuencia.
Autoridades civíles y militares, autoridades eclesíasticas de todas las religiones, organizaciones de la sociedad civil, Juntas de Vecinos, estudiantes, jóvenes, mujeres, amas de casa, organizaciones campesinas, de obreros y trabajadores. Toda la ciudadanía y el pueblo en general unámosnos ya!
Propongo que el Ayuntamiento declare 3 días de duelo en nuesta ciudad, que el próximo Domingo 25 hagamos en todas nuestras Iglesias una Jornada de Luto y Oración en contra de la Violencia y la Delincuencia y que marchemos unidos hacia el parque Central y juremos unidad y compromiso para enfrentar este mal.
Hago por igual un llamado al Presidente de la República a que convoque en San Cristóbal a todos los organísmos del Estado que tienen que ver con la Seguridad Ciudadana a una sesión de trabajo con representantes de la sociedad a los fines de evaluar y trazar políticas efectivas para enfrentar el flagelo del narcotráfico y la delincuencia en nuestro pueblo.
Esta y muchas otras iniciativas que surjan de los propios ciudadanos deben ser parte de un plan de acción de autoridades y ciudadanía a los fines de actuar juntos y unidos contra un mal que nos afecta a todos por igual.
Finalmente quiero expresar que todo cuanto aquí señalo lo hago animado en un espírtu ciudadano, despojado de banderías políticas y de cualquier interés que no sea otro que el de luchar por la seguridad y el bienestar de nuestro San Cristóbal querido.
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